Si, es cierto que me invitó y animó a no dejar de intentar descubrir su penicilina.
Tenía pocos conocimientos sobre farmacología, y supongo que un laboratorio no era mi lugar, pero algo me decía que no tenía porqué saber tanto, si complementaba mi poco "saber" con esas ganas de descubrir tal remedio.

Me equivoqué y ciertamente yo no era quien, ni ese laboratorio era mi sitio, pero he de decir que el tiempo que estuve allí, sentí que era lo mio. Haber podido salvar su vida a mi lado, era un gran cometido. Pero luego caí en la cuenta, de que no tenía nada que descubrir y que mi desaparición era lo más parecido a tal remedio, tal fármaco, tal aspirina.





Era un alivio, al menos, pensar, 
que hay laboratorios clandestinos, 
que darán con la sustancia,
y que soy un 'descarte' con bata, 
para así no atreverme ni volver a investigar.

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